viernes, 7 de marzo de 2008

Visión de Criminal



La pasión es siempre el índice de lo que hay que hacer, pero también de aquello a lo que hay que renunciar.
(Ernest Jünger)

La obra Criminal se presenta como una parodia al psicoanálisis -y como toda parodia un homenaje-: a su discurso, su método de trabajo, sus lugares comunes, que la clase media banalizó e hizo propios. A partir de los códigos del melodrama, la comedia y el policial negro, la representación realza, paradójicamente, la falsedad de toda verdad, una verdad que se escapa, se diluye en los vericuetos de la subjetividad.

Nuestro concepto de puesta en escena plantea un universo clausurado, un
cuadrilátero donde se dirimen férreas luchas del inconsciente. Entre sueños, desprolijidades, fragmentos, represiones, los personajes, expuestos en carne viva, se debaten en un “ringside” despojado del que no hay salida y en el que no es posible ningún encuentro. El motor que mueve a estos seres es exclusivamente su propio deseo, despojado de todo aspecto sentimental, y que determina así, sin contemplaciones, su accionar.

Juego entre lo real y lo aparente, juegos de poder y de puros deseos donde se busca reforzar el relativismo a partir de cada uno de los componentes de la puesta en escena, arribando de ese modo a un cuestionamiento de la verdad.

Marcelo Velázquez

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